Etanol en combustibles: Lo que debes saber desde cero
Llenar el tanque de combustible es una acción cotidiana para la mayoría de los conductores, pero ¿Qué pasaría si la gasolina que utilizamos comenzara a cambiar sin que conociéramos todos los efectos? La mezcla de etanol con gasolina ha sido presentada como una alternativa viable y más sostenible, pero su impacto real en motores y sistemas de combustible sigue siendo un tema de debate. ¿Realmente mejora el rendimiento? ¿Cómo afecta la vida útil de los vehículos? Estas son preguntas que deben analizarse antes de su implementación en el país.
“El etanol aporta beneficios en ciertas condiciones, como un mayor octanaje y una combustión más eficiente. Sin embargo, también presenta desafíos técnicos que los conductores deben conocer, especialmente en vehículos que no han sido diseñados para soportarlo en altas concentraciones”, el ingeniero Obed Marroquín, experto en energías renovables.
El etanol (C₂H₅OH) es un tipo de alcohol que se obtiene principalmente a través de la fermentación de biomasa como maíz, caña de azúcar y otros cultivos ricos en almidón o celulosa. También puede producirse sintéticamente a partir del etileno.
A diferencia de otros alcoholes utilizados en la industria, el etanol se usa en combustibles debido a su capacidad para mejorar la combustión y reducir ciertos contaminantes. No obstante, su uso puede traer desafíos como el desgaste de componentes no diseñados para soportarlo y un aumento en el consumo de combustible debido a su menor densidad energética.
Uno de los principales problemas del etanol es su capacidad para absorber humedad, lo que puede generar corrosión en el sistema de combustible y afectar el desempeño del motor. Además, en lugares con alta humedad o temperaturas extremas, las pérdidas por evaporación pueden comprometer la eficiencia del vehículo.
Las mezclas de etanol en combustibles se identifican con la letra ‘E’ seguida de un número que indica el porcentaje de etanol en la gasolina. Por ejemplo, E5 contiene un 5% de etanol y un 95% de gasolina, mientras que E10 tiene un 10% de etanol y un 90% de gasolina. Estas mezclas pueden utilizarse en la mayoría de los vehículos sin necesidad de modificaciones, ya que mantienen una composición similar a la gasolina tradicional. Sin embargo, cuando la concentración de etanol es más alta, como en E85 o E100, es necesario que los vehículos estén diseñados con materiales y sistemas específicos que soporten las propiedades del etanol, evitando problemas como la corrosión en componentes internos y el desgaste prematuro del sistema de combustión.
El etanol también presenta implicaciones económicas. Aunque su precio suele estar vinculado al de la gasolina, su menor contenido energético significa que los vehículos requieren mayor cantidad de combustible para recorrer la misma distancia, lo que puede impactar el costo para los conductores.
«El problema no es el etanol en sí, sino su correcta implementación. Países como Brasil y Estados Unidos han desarrollado normativas claras y vehículos adaptados para su uso, pero forzar su adopción sin un plan adecuado podría generar complicaciones en Guatemala. La implementación del etanol en combustibles en estos países ha sido regulada con especificaciones técnicas claras y opciones de uso voluntario. Sin embargo, aquí aún requiere estudios técnicos y económicos que garanticen su viabilidad sin afectar a los consumidores«, advierte Marroquín.
La Asociación de Importadores de Motocicletas hace un llamado a los guatemaltecos a informarse sobre los efectos del etanol en los combustibles y a evaluar su impacto en el rendimiento y mantenimiento de sus vehículos. ASIM enfatiza la importancia de que cualquier cambio en la composición de los combustibles en el país se base en evidencia técnica y no en imposiciones que puedan perjudicar a los conductores y a la industria automotriz.