Guatemala en acción: estrategias y compromisos para mitigar el cambio climático
Guatemala es uno de los países más vulnerables al cambio climático, con impactos crecientes como sequías, lluvias intensas, derrumbes y amenazas a la seguridad alimentaria. Esta realidad exige avanzar con acciones concretas que integren la sostenibilidad como eje transversal del desarrollo. En respuesta, el país ha asumido compromisos internacionales, como el Acuerdo de París, y ha comenzado a explorar soluciones que ya han sido probadas con éxito en otros países, entre ellas la integración de biocombustibles sostenibles como el etanol.
El etanol, cuando se mezcla con gasolina, ha demostrado reducir significativamente las emisiones de compuestos contaminantes y mejorar la calidad del aire en zonas urbanas. Estudios liderados por la Universidad de Illinois en Chicago y el Hormel Institute han evidenciado que una mezcla con 10% de etanol reduce la presencia de sustancias tóxicas como benceno y tolueno, y disminuye los riesgos para la salud humana, incluyendo ciertos tipos de cáncer. En Brasil, esta política ha permitido evitar la emisión de más de 590 millones de toneladas de CO₂ desde 2003, y representa hoy más del 40% del consumo de combustibles.
En Guatemala, esta conversación cobra especial relevancia en un contexto donde el sector transporte representa una de las principales fuentes de emisiones. Iniciativas como la incorporación progresiva de etanol al combustible podrían ser parte de una estrategia más amplia para construir ciudades más limpias y avanzar hacia una matriz energética menos dependiente de los combustibles fósiles. La experiencia internacional ofrece evidencia técnica que puede servir de base para tomar decisiones informadas y adaptadas al contexto local.
Además del uso de biocombustibles, el camino hacia un desarrollo sostenible implica proteger los ecosistemas, restaurar áreas naturales degradadas y fomentar prácticas agrícolas que regeneren el suelo y reduzcan la presión sobre los recursos hídricos. El país ha establecido una meta de reducción de emisiones del 11.2% para 2030 con recursos propios, con posibilidad de ampliar esa cifra a 22.6% con apoyo internacional. Estas metas son alcanzables si se consolidan alianzas entre sectores y se priorizan inversiones que generen impacto ambiental positivo y buscar el bien común.
“Estamos en un punto donde debemos tomar decisiones valientes y sostenidas en el tiempo. Contamos con soluciones que ya han funcionado en otros países, y que, bien implementadas, pueden adaptarse al contexto guatemalteco y aportar a una transición energética más limpia y justa”, señala Aída Lorenzo de Juárez, especialista en energías renovables y gestión ambiental.
Este Día de la Tierra es un momento clave para renovar el compromiso con el planeta. Cada decisión cuenta, desde optar por energías limpias hasta fomentar un consumo más responsable. Construir un futuro más justo y equilibrado depende de lo que se haga hoy.